Una marca es mucho más que un logotipo. Es la relación que ésta construye con su público. El conjunto de emociones, sensaciones y experiencias que se viven al estar en contacto con ella, con sus productos o con sus servicios. Y dado que se trata de la herramienta más valiosa que tienen las empresas para conquistar la mente y el corazón de los consumidores, es clave gestionarla correctamente. Por eso el branding es tan importante.
El branding
Cuando hablamos de branding, nos referimos a la definición, construcción y gestión de una marca para que ésta pueda construir relaciones positivas con sus audiencias y ofrecerles una experiencia a la altura de las expectativas.
Para llevar a cabo este proceso, debemos trabajar todos aquellos aspectos que contribuirán a dotar a la marca de identidad, como por ejemplo el propósito, los valores, el posicionamiento o la gráfica corporativa. El objetivo es asegurar que la identidad definida sea lo más parecida posible a la imagen de marca que percibe el público. Porque al fin y al cabo, la principal razón de ser del branding no es otra que conectar lo que hace única a una marca con lo que buscan sus audiencias.
Pero también juega otro papel importante, y es que contribuye a la definición de la estrategia de marketing y al desarrollo de las campañas de publicidad. Y aunque puede parecer que estos tres conceptos (branding, marketing y publicidad) son lo mismo, la realidad es que no lo son. Lo que sí son es complementarios.
El marketing
Si el branding consiste en dotar a las marcas de capacidad de relacionarse, el marketing nos ayuda a dar el primer paso: conocer a los consumidores que estarán en contacto con ellas. Así pues, podemos decir que el marketing y el branding van de la mano. Y es que, por muy bien construida que esté nuestra marca, sólo seremos capaces de satisfacer al público si comprendemos sus necesidades e insights y les damos respuesta. En este punto es dónde entran en juego las famosas 4 Ps del marketing mix: el producto (qué ofrecemos), el precio (a cuánto lo vendemos), el punto de venta (dónde lo ubicamos) y la promoción (cómo lo comunicamos).
Y es justo esta última P, la de promoción, la que hace referencia a la publicidad. Por lo tanto, la publicidad es una parte del marketing, pero no exactamente lo mismo, pues el marketing abarca también otros pilares.
La publicidad
La publicidad es una herramienta que nos permite comunicar que existimos y trasladar mensajes a los consumidores para persuadirlos de que nos compren. Es lo que conocemos como anuncios, y podemos encontrarlos en una gran variedad de formatos: televisión, exterior, prensa, digital, redes sociales…
Lo que sí hay que tener en cuenta es que en un anuncio no se puede decir todo, por lo que debemos asegurarnos que apostamos por un mensaje relevante para conectar con nuestra audiencia.
Pero, ¿cómo sabemos lo qué es relevante para ellos? ¿Qué hacemos como marca que les pueda interesar? ¿Qué valores tienen que coincidan con los nuestros? Y lo más importante: ¿cómo aseguramos que nuestra experiencia de marca sea coherente y homogénea a través de todos los puntos de contacto?
Estas son algunas de las preguntas a las que responde el branding, y que debemos resolver antes de empezar a realizar otras acciones. Porque llevar a cabo estrategias de marketing o campañas de publicidad sin un proceso de branding previo es poco efectivo.
Por lo tanto…
Ahora que conoces las diferencias entre conceptos y que sabes que son técnicas complementarias, nuestra recomendación es que te aproveches de todo lo que te puede aportar cada una. Y recuerda: la publicidad transmite mensajes, el marketing genera transacciones y el branding construye relaciones.
