Opinión
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Cualquiera puede dedicarse al branding

Olmo García

Partner & Managing director

Mario Eskenazi estudió arquitectura y hoy es un referente en diseño gráfico. Steve Jobs, Bill Gates, Mark Zuckerberg… ni tan siquiera terminaron su carrera.

Esta realidad me sugiere una cuestión de fondo: ¿quién puede dedicarse, con propiedad, al branding o incluso a enseñar lo aprendido? ¿acaso un diseñador, un publicitario, un consultor, un arquitecto…? ¿podemos extender el radio de acción a cualquier otro origen?

Si has visto la película Ratatouille, seguramente recordarás algunas de las palabras del crítico culinario Anton Ego, tras degustar el sabroso plato cocinado por el joven Lingüini y su ayudante roedor:

“La vida de un crítico es sencilla en muchos aspectos. Arriesgamos poco y tenemos poder sobre aquellos que ofrecen su trabajo y su servicio a nuestro juicio. Prosperamos con las críticas negativas divertidas de escribir y de leer. Pero la triste verdad que debemos afrontar, es que en el gran orden de las cosas, cualquier basura tiene más significado que lo que deja ver nuestra crítica.

Pero en ocasiones el crítico sí se arriesga cada vez que descubre y defiende algo nuevo. El mundo suele ser cruel con el nuevo talento. Las nuevas creaciones, lo nuevo, necesita amigos. Anoche, experimenté algo nuevo. Una extraordinaria cena de una fuente singular e inesperada. Decir solo que la comida y su creador han desafiado mis prejuicios sobre la buena cocina, subestimaría la realidad. Me han tocado en lo más profundo.

En el pasado, jamás oculté mi desdén por el famoso lema del Chef Gusteau: «Cualquiera puede cocinar». Pero al fin, me doy cuenta de lo que quiso decir en realidad: No cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado.”

En branding sucede algo similar. Cualquiera puede dedicarse a la construcción de marcas, porque un gran profesional puede provenir de cualquier lugar.

¿Evitar el intrusismo o impedir la competencia?

Tratar de impedir que cualquiera se dedique al branding, con el argumento del intrusismo, esconde la intención de frenar el surgimiento de competidores.

Esta profesión, igual que la especie humana, no está en su fase final, sino en un gran momento de apertura y transformación.

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