¿Cuándo es el mejor momento para desarrollarla?
La realidad es que no hay un mejor momento para innovar, pues lo ideal es estar en constante evolución para dar respuesta a las nuevas necesidades que van surgiendo. Sin embargo, hay ciertas situaciones en las que la innovación se convierte en un movimiento imprescindible:
Falta de diferenciación. El negocio está enfocado en hacer lo mismo que la competencia o copiar lo que funciona en otros mercados, en vez de preguntarse lo que realmente necesitan los consumidores.
Experiencia mejorable. Los productos o servicios que se ofrecen no encajan con las necesidades del público. No se perciben como útiles o la experiencia de consumo no es satisfactoria.
Precio como variable de decisión. Los consumidores eligen la marca porque es más económica que el resto, no porque les aporte un beneficio diferencial.
Lanzamientos poco relevantes. Se confunde la innovación con lanzar una gran variedad de productos o servicios que, por no dedicar tiempo suficiente a la investigación previa, no aportan valor a los consumidores. Mejor un portfolio más pequeño pero más relevante. Y siempre en línea con el posicionamiento de marca.